Pulsera de unakita de Sudáfrica A (cuentas barrocas)

BRA-UNAK-01
Origen: Sudáfrica
Calificación: A

Dimensiones:
Aproximadamente 17-18 cm - Se ajusta a todas las muñecas que miden de 16 a 18 cm

La unakita pertenece a la familia de los granitos erosionados. Está compuesta de aluminio, hierro y silicato de calcio. Sus inclusiones de epidota verde, ortoclasa (un feldespato de color rosa a naranja) y cuarzo incoloro le confieren una llamativa gama de colores. De hecho, su color base evoluciona de verde amarillento a verde oscuro, presentando posteriormente manchas que varían de rosa a rojizo. Su sistema cristalino monoclínico da lugar a cristales de forma irregular, creando todo tipo de figuras.

En 1975, el geólogo M. Bradley descubrió esta singular piedra en la cordillera de Unaka, en Carolina del Norte, Estados Unidos. La bautizó como unakita. Extraída de rocas hidrotermales, metasomáticas y metamórficas, la unakita es un mineral relativamente reciente.

Por lo tanto, no existen leyendas ni mitos asociados a esta piedra. Se trata, pues, de una piedra completamente nueva para los geólogos. En ocasiones, la unakita se confunde con la epidota. De hecho, se distinguen por la ausencia de cuarzo en la epidota, que presenta muy pocas manchas rosadas debido al feldespato.

La unakita tiene una dureza de 6 a 7 en la escala de Mohs. En comparación, el diamante posee la mayor dureza, con 10 en la misma escala. Por ello, es muy apreciada por los joyeros, quienes la trabajan para crear todo tipo de joyas. También se utiliza ampliamente en la elaboración de estatuillas que representan deidades, como Buda. Sus variados y originales colores permiten crear piezas únicas.

Sus principales yacimientos se encuentran en Brasil, Sudáfrica, etc.

La unakita es una piedra de resiliencia. Ayuda a reconstruirse tras el duelo, la desilusión amorosa o un rechazo injusto. Ayuda a combatir la inquietud inexplicable. Promueve la introspección y la reconexión con el ser interior. De este modo, puede liberar ciertos bloqueos derivados de traumas infantiles. Otorga la fuerza para aceptarlos y superarlos, permitiendo así seguir adelante en la vida.

Por lo tanto, resulta beneficioso para las personas que carecen de confianza y autoestima. Les devuelve la confianza a quienes se infravaloran, a menudo tras un revés personal o profesional. Les anima a volver a intentarlo, a no rendirse con facilidad. Les ayuda a superar la frustración que sigue a los fracasos.

Esta piedra ayuda a liberar energías negativas como la ira, el resentimiento y los celos. Quien la porta se vuelve más conciliador y perdona con mayor facilidad. Se abre a los demás sin reservas y disfruta compartiendo con ellos. Demuestra gran empatía, compasión y comprensión. Además, quienes tienen un temperamento impulsivo aprenden a moderar sus pasiones y controlar su ira.