Madagascar Pulsera ágata flor de cerezo (bolas 7-8mm)

BRA-AGAFC-01
Origen: Madagascar
Calificación: A

Dimensiones:
Aproximadamente 17-18 cm: se adapta a todas las muñecas con un tamaño de 16-18 cm.

Preciosa pulsera realizada con bolas de ágata flor de cerezo de 7-8mm.
Los patrones y colores pueden variar de una pulsera a otra.

El ágata de flor de cerezo fue descubierta muy recientemente en Madagascar. A veces se la llama "ágata sakura". Es menos conocida que el ágata de Botsuana, el ágata de encaje loco, el ágata de fuego o el ágata musgosa. Sin embargo, sigue siendo mucho más rara.

Es una maravilla de la naturaleza que puede tener diferentes colores, como el rosa, salmón, naranja, blanco, gris o marrón. Varios de estos tonos se mezclan en el ágata de flor de cerezo y forman varios patrones.

En la mayoría de los casos, el ágata de flor de cerezo tiene un color rosa muy claro con inclusiones blancas debido a la presencia de minerales. Sus inclusiones, en una piedra casi transparente, suelen tener forma de pétalos. Su apariencia es al mismo tiempo opaca y lechosa.

Se encuentran patrones similares en otras piedras, como el jaspe kambaba o el jaspe orbicular. Obviamente son estas increíbles inclusiones las que hacen que la piedra sea única.

Para que quede constancia, el nombre ágata proviene del río Akhates (hoy Dirillo) que se encuentra en el sur de Italia y en Sicilia. En este río se descubrieron muchas variedades de ágatas. El filósofo griego Teofrasto (371 a.C. / 288 a.C.) denominó estas piedras “ágatas”.

El grupo de las ágatas posee una gran cantidad de variedades en diversos colores, con todo tipo de patrones en ellas. Algunas de estas ágatas son verdaderas obras de arte que nos ofrece la naturaleza. El ágata de flor de cerezo es una de las ágatas más magníficas.

Este mineral pertenece a diferentes grupos y categorías y se clasifica entre calcedonias, silicatos y cuarzo. Está hecho principalmente de dióxido de silicio. Las ágatas también contienen ceniza volcánica desvitrificada, agua de lluvia o de manantial, óxidos de hierro, minerales de manganeso, etc. Son estos óxidos los que determinan los tonos y patrones de estas ágatas.

El ágata de flor de cerezo tiene una dureza de 6,5 a 7 en la escala de Mohs. A modo de comparación, el diamante tiene la dureza más alta: 10 en la misma escala. Por lo tanto, es perfecto para un joyero.

Los principales yacimientos se encuentran en Madagascar.

En litoterapia, el ágata de flor de cerezo simboliza el desprendimiento emocional, la calma y la serenidad. Es una piedra que calma y proporciona paz interior. Es una piedra a menudo de color rosa anaranjado y evoca suavidad y ternura. Sus energías positivas alejan las emociones negativas como el estrés, la ansiedad y las preocupaciones. Difunde armonía y serenidad. Por lo tanto, proporciona alegría y entusiasmo.

Esta piedra fomenta el crecimiento, la realización y la prosperidad. Te permite avanzar en la vida y alcanzar tus metas. Facilita la introspección. Es una piedra excelente para la autoexpresión, anima a afirmar el propio carácter, a expresar lo que el portador tiene en su corazón. Ella lo anima a revelarse y aceptarse tal como es.

El ágata de flor de cerezo ayuda a curar ciertas heridas emocionales. Crea una conexión con el propio yo interior y puede así encontrar la razón del propio malestar. Es muy recomendable para personas que han experimentado algún trauma en su vida o que padecen trastorno de estrés postraumático.

Por la suavidad que desprende, esta piedra fomenta la apertura hacia los demás. Libera compasión y empatía. Muy atenta, da ganas de ayudar a los demás y muestra mucha comprensión, sin juzgar.