Corazón de amatista bandeada de Madagascar A 40 mm

Durante miles de años, la amatista se ha utilizado ampliamente en joyería. Esta piedra combina a la perfección con el oro. De hecho, durante muchos años, la amatista fue tan valorada como los diamantes. Posteriormente, se descubrió una gran cantidad de amatista en Sudamérica, lo que redujo significativamente su valor.

En el antiguo Egipto, esta piedra se utilizaba para tallar sellos y amuletos. Los soldados la usaban para ahuyentar el miedo. También se creía que tenía el poder de atraer la lluvia durante las sequías.

Pero el nombre de esta gema es de origen griego. Methystos significa intoxicación, y el prefijo "a" indica represión. Por lo tanto, la amatista se asocia con la sobriedad. Varias leyendas relatan el origen de la amatista, pero las más conocidas son las de Amethystos.

En la mitología griega, Dioniso, dios del vino y la juerga, es conocido por sus excesos y locura. Un día, se enamoró perdidamente de Amatista, una joven ninfa. La deseó intensamente y comenzó a cortejarla. Pero Amatista deseaba permanecer casta y rechazó las insinuaciones de Dioniso. Amatista recurrió a Artemisa, diosa de la caza, en busca de ayuda. Artemisa decidió protegerla y la transformó en una estatua de cristal blanco. Lleno de rabia y humillación, Dioniso roció con vino la preciosa estatua, que comenzó a adquirir un intenso tono púrpura puro.

Otra versión de esta leyenda cuenta que Dioniso, tras sufrir varias humillaciones a manos de los humanos, decidió vengarse. Desató tigres contra ellos. La primera tigresa que encontró fue Amatista, una joven hermosa y gentil. Artemisa, diosa de la caza, la transformó en una estatua de cuarzo blanco para protegerla de la ira de Dioniso. Arrepentido de su arrebato de violencia, Dioniso derramó vino sobre la estatua como ofrenda. La estatua adquirió entonces un magnífico tono púrpura.

En el cristianismo, la amatista simbolizaba la pureza y la humildad, pues José le había regalado una a María. Esta piedra también representa el amor. De hecho, San Valentín, el sacerdote que instauró la celebración de los enamorados, siempre llevaba una magnífica amatista alrededor del cuello. Entre los cristianos, la amatista también simboliza la fidelidad. De hecho, todos los obispos del Vaticano llevan un anillo con una amatista, lo que simboliza su devoción a la Iglesia.

Durante el Renacimiento, Leonardo da Vinci la utilizó para suprimir los pensamientos negativos y potenciar su inteligencia creativa. Anotó este uso de la amatista en uno de sus valiosos cuadernos.

Antiguamente, los nobles usaban copas de amatista para prevenir los intentos de envenenamiento en los banquetes. A veces, se vertía vino en copas de amatista. Esto intensificaba su color y permitía a los invitados sustituirlo gradualmente por agua a medida que se emborrachaban. Esto explica por qué se dice que la amatista combate la embriaguez.

En la cristaloterapia, la amatista ayuda a controlar las pasiones irracionales y disipar los pensamientos obsesivos. Calma la ansiedad y la ira, y promueve el reequilibrio mental.

La amatista es la piedra de la sabiduría y la humildad. Promueve la elevación espiritual, la concentración y la meditación. Estimula la imaginación, la creatividad, la claridad mental y la serenidad.