Colgante de amatista brasileña bandeada AA (piedra pulida)

Piedra de amatista bandeada pulida de aproximadamente 30-40 mm perforada por un asa de acero.
Se venden por unidad.
Las formas, los colores y los patrones pueden variar de una piedra a otra.

Durante miles de años, la amatista se ha utilizado ampliamente en joyería. Esta piedra combina a la perfección con el oro. De hecho, durante muchos años, la amatista tuvo un valor similar al de los diamantes. Sin embargo, el descubrimiento de una gran cantidad de amatista en Sudamérica redujo significativamente su valor.

En el antiguo Egipto, esta piedra se utilizaba para tallar sellos y amuletos. Los soldados los llevaban para ahuyentar el miedo. También se creía que tenía el poder de atraer la lluvia durante las sequías.
Pero el nombre de esta gema es de origen griego. Methystos significa embriaguez, y el prefijo «a» indica supresión. Por lo tanto, la amatista se asocia con la sobriedad. Varias leyendas narran el origen de la amatista, pero las más conocidas son las de Amethystos.

En la mitología griega, Dioniso, el dios del vino y la fiesta, es conocido por sus excesos y su locura. Un día, se enamoró perdidamente de Amatista, una joven ninfa. La deseó con intensidad y comenzó a cortejarla. Pero Amatista deseaba permanecer casta y rechazó los avances de Dioniso. Amatista acudió a Artemisa, diosa de la caza, en busca de ayuda. Artemisa decidió protegerla y la transformó en una estatua de cristal blanco. Enloquecido por la rabia y la humillación, Dioniso arrojó vino sobre la preciosa estatua, y esta comenzó a adquirir un profundo y puro tono púrpura.
Otra versión de esta leyenda cuenta que Dioniso, tras sufrir varias humillaciones a manos de los humanos, decidió vengarse. Soltó tigres contra ellos. La primera tigresa con la que se topó fue Amatista, una hermosa y gentil joven. Artemisa, diosa de la caza, la transformó entonces en una estatua de cuarzo blanco para protegerla de la ira de Dioniso. Arrepentido de su arrebato de violencia, Dioniso vertió vino sobre la estatua como ofrenda. La estatua adquirió entonces un magnífico tono púrpura.

En el cristianismo, la amatista simboliza la pureza y la humildad, pues José le regaló una a María. Esta piedra también representa el amor. De hecho, San Valentín, el sacerdote que instituyó la celebración de los enamorados, siempre llevaba una magnífica amatista al cuello. Entre los cristianos, la amatista simboliza además la fidelidad. En realidad, los obispos del Vaticano llevan un anillo con una amatista, símbolo de su devoción a la Iglesia.

Durante el Renacimiento, Leonardo da Vinci la utilizó para suprimir los pensamientos negativos y potenciar su inteligencia creativa. Dejó constancia de este uso de la amatista en uno de sus valiosos cuadernos.
Antiguamente, los nobles usaban copas de amatista para protegerse de los envenenamientos en los banquetes. En ocasiones, se servía vino en copas de amatista, lo que intensificaba su color y permitía a los invitados sustituirlo gradualmente por agua a medida que se embriagaban. Esto explica por qué se cree que la amatista combate la embriaguez.

Los principales yacimientos se encuentran en Brasil, Bolivia, Uruguay, Malawi, Madagascar, Australia o Zambia.

En la sanación con cristales, la amatista es reconocida por sus propiedades calmantes y su capacidad para estimular energías positivas. Hoy en día, el estrés, la ansiedad y el miedo son emociones comunes. Para combatir sus efectos negativos, usar amatista ayuda a calmar la mente. Proporciona energía positiva y fomenta la creatividad, la imaginación y la concentración.

Otra cualidad de la amatista es su capacidad para aliviar el dolor de la pérdida de un ser querido, ya sea por fallecimiento o simplemente por una ruptura. Ayuda a aceptar la separación y proporciona la fuerza necesaria para seguir adelante. Calma la ira y la tristeza.

Para las personas que experimentan una tristeza intensa o que tienden a darle vueltas interminablemente a los mismos pensamientos, esta piedra aporta calma a su mente y detiene todas esas ideas negativas.

La amatista es ideal para la meditación y fomenta una mayor apertura mental. Favorece un sueño reparador, potencia los sueños y la intuición, y genera energía positiva. Es una piedra adecuada para quienes necesitan tomar decisiones importantes, negociar o hablar en público. También es ideal para desarrollar la creatividad y el ingenio.

También se reconocen sus beneficios para las personas que sufren adicciones como el alcoholismo y el tabaquismo. Les proporciona el valor y la fuerza necesarios para desintoxicarse de estas sustancias nocivas.